Este libro no ha sido para nada lo que me esperaba. Mi lectura anterior había sido El día que dejó de nevar en Alaska de Alice Kellen, así que lo que me esperaba era algo similar pero sustituyendo Alaska por Islandia y con más roadtrip.

El concepto de roadtrip estaba. La historia sigue a Laura, una chica española con acromatopsia (esto me ha parecido súper interesante) que necesita alejarse de todo y decide plantarse en el aeropuerto y coger el primer vuelo que le llame la atención. Así acaba en Reykjavik, donde conoce a Orri y acaba dando la vuelta al país con él y su amigo. El libro transcurre en los 10 días que tardan en completar su recorrido.

Yo me enamoré de Islandia el verano de 2017 y el gran atractivo de este libro para mí era volver a recorrerla junto con los personajes. Sin embargo, la primera mitad del libro me ha parecido bastante meh, estaba bien, pero sin más. No me enganchaban los personajes ni había nada en la historia que me acabara de atrapar. No me esperaba para nada el tema de las auras y los lifsandi, de hecho al principio no entendía muy bien qué pintaban en la historia. Luego la cosa se puso más interesante con lo del fylgja (me encanta porque es imposible hacer spoiler si las palabras clave son en islandés) y, de hecho, he acabado el libro con alguna que otra lagrimilla, pero ya sabemos que yo lloro con casi todos los libros así que no es indicativo de mucho.

En fin, la historia está bien, tiene su toque diferente y Islandia siempre es un plus, pero no me he enganchado. Los personajes me caían bien, sobre todo Orri, pero no iba mas allá, se me han quedado como un poco planos. Además, siendo realistas, por mucho que pase todo lo que pasa, el libro transcurre en 10 días y no veo realista que Laura tenga las relaciones/sentimientos/reacciones que tiene con ellos en ese periodo de tiempo.