No sé muy bien qué puntuación darle a este libro porque creo que ha sido una lectura más emocional que racional. En pocas palabras, me parece un libro algo duro (tiene un comienzo bastante abrupto y agresivo), pero precioso, en el que se muestra cómo evoluciona una relación madre-hijo que estaba prácticamente pérdida. Es un libro sobre crecer, madurar, perdonar y evolucionar, buscar las cosas bonitas de la vida y aferrarse a ellas antes de que sea tarde. La vida no ha tratado nada bien al protagonista, es una persona que tiende a la autodestrucción, pero tras ese verano con su madre, creo que aprende a quererse un poquito más y a valorar a la gente que tiene a su alrededor, a pesar de seguir arrastrando algunas conductas cuestionables. Sigo sin saber muy bien cómo digerir el libro, pero creo que es una lectura que me va a acompañar durante mucho tiempo, es una historia pensada para leer con calma y para invitarte a la reflexión.