No puedo más que clamar mi amor por Joël Dicker. Puede que al principio no estuviese muy convencida con la lectura, menos aún al enterarme de que, a lo largo de esta novela, se desarrolla una historia de amor entre un hombre en la treintena y una adolescente de 15 años. Y, sí, no voy a negar que hay aspectos que no me han gustado (el instalove y que un civil haga una investigación con un policía), pero esas pequeñas cositas se superan a medida que vas avanzando con la lectura. Una vez más, como es típico de Dicker, nos encontramos ante un libro con un gran componente de metaficción: se reflexiona sobre el acto de escribir, estando la novela dividida en capítulos que representan consejos de escritura; sobre la industria editorial (que se critica fuertemente) y se citan fragmentos del libro en el propio libro. Maravilloso. Luego están estos personajes, profundamente grises, complejos, pero simples a la vez. Y por último: los giros. QUÉ PLOT TWISTS. Estas estructuras tan originales, con una ambientación muy americana, pero efectiva, y con una pluma maravillosa, hacen de este libro una lectura apasionante. El misterio por saber qué fue de la pequeña Nola te mantiene en tensión constante, y el ir descubriendo los secretos de los habitantes de Aurora, de la mano de Marcus Goldman es increíble. Sinceramente, pienso que este autor es un genio y no puedo esperar a leerme todos y cada uno de sus libros. Sin palabras, en serio.