El caso que nos ocupa esta vez es un tanto más personal. Un día llega a la oficina del detective Strike un paquete que contiene la pierna de una chica junto a una nota con la letra de la canción favorita de su madre. Consciente de las grandes enemistades, y con personas tan violentas, que el ex-militar ha hecho a lo largo de su vida, la lista de sospechosos es de 3, a cada cual peor. En un viaje al pasado, Strike se verá obligado a enfrentarse a sus fantasmas, antes de que alguien más salga herido. Por otro lado, la vida de Robin empieza a desmoronarse tras el incidente, con constantes discusiones con su prometido por el peligro que conlleva su trabajo, ese que tanto adora y en el que le gustaría llegar a ser algo más que una simple secretaría. Simplemente, es una historia cargada de misterio, asesinatos y grandes descubrimientos.
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¿Qué decir que no haya dicho ya de esta saga? Si es que me tiene enamoradita… Y la verdad, no le he puesto los 5 gatitos porque odié el desenlace de la relación entre Robin y su prometido Matthew… No haré spoilers, pero simplemente diré que ella se merece algo mejor. En cuanto al resto de la novela, la verdad es que me encantó que tuviera este tono tan personal, centrándose en el pasado de Strike, pero también en el de Robin, permitiéndonos conocer mejor a los personajes principales y comprender sus acciones. Además, la faceta ‘badass’ de Robin está por las nubes en esta entrega y ME ENCANTA. Aun así, los temas que se tratan son un poco delicados, y a pesar de que considero que se manejaron bien, si sois sensibles con el abuso sexual, mejor no leáis este libro.

En general salgo encantada de esta lectura y aún soy capaz de procesar el final (tanto por la revelación del asesino y por la subtrama, que no revelaré