Por fin he terminado la trilogía del Inspector Salgado!!! Madre mía, qué ganas tenía. Y es que, aunque yo disfruto mucho con los casos que se presentan, no soporto al Inspector, y todas las subtramas relacionadas con él me dan muchísima pereza y me las intento quitar de en medio cuanto antes... Además, que se me hace muy pesado y repetitivo todo esto del doctor Omar y Ruth, personajes muy caricaturizados (en extremos opuestos) que cansan un poco y que, como suponía, se iban a resolver de manera bastante poco verosímil. Y Leire, que era el personaje que más me gustaba, se ha visto empañado al meterse en una relación con su superior, con el que, bajo mi punto de vista, tiene 0 química, adaptándose a esos clichés que detesto un poco...

Quitando todo lo que tenga que ver con el personaje titular, me ha gustado muchísimo el caso que se expone en esta tercera y última entrega: este complicado asesinato de unos amantes y su curioso descubrimiento. Ir viendo poco a poco cómo estas personas han dado con su muerte, el grupo de amigos tan tóxico que tenían me ha parecido superinteresante, más al ver que las perspectivas se iban cambiando, pudiendo conocer los pensamientos de cada uno. Llegar a la solución final ha sido muy satisfactorio e inesperado, es lo que más merece la pena de estos libros, los casos que se presentan. Sí que es cierto que puede pecar un poco de tener muchas subtramas desarrollándose a la vez, pero Toni Hill es experto en hacer que cada una encaje como un guante y que todas acaben teniendo sentido dentro del gran cuadro de las cosas.

Puede que esta trilogía en concreto no me anime mucho a seguir leyendo más del autor, a pesar de su pluma impresionante y su gran capacidad para desarrollar tramas muy complejas, pero, tras haber leído su última novela (El último verdugo) me pienso lanzar a cualquier cosa que escriba de ahora en adelante (pero, por favor, que no tenga nada que ver con el Inspector Salgado!!).