Realmente es un 3.5, pero me siento generosa.

El libro tiene una buena premisa (que es un calco de todas las premisas de Christie). Una mesa, siete personas, Rosemary bebe de su copa y cae desplomada. ¿Quién ha sido? Pues ha sido la víctima aparentemente, porque su muerte la tachan de suicidio al encontrar cianuro en su copa y en su bolso.

O eso se piensan...



Y es que su marido, George, recibe anónimos seis meses después de la muerte afirmando que a su mujer la mataron. Decide rehacer la cena con los mismos invitados para descubrir la verdad hasta que... You guessed it. Bebe de su copa y muere envenenado con cianuro. Poético.



Me encantan estas premisas, pero se me ha hecho un poco bola que la muerte de George, que ya te cuenta la sinopsis, sea a la mitad del libro. El final también me ha dejado una sensación agridulce, porque durante toda la novela Christie te va dejando pistas falsas sobre un supuesto culpable y luego resulta ser otro. Sí, sé lo que pensáis: debería haberlo visto venir.



Ya no sé si es porque mi teoría me gustaba más o porque el plot twist ocurrió literalmente en el último capítulo. Siento que no han habido pistas suficientes para que todo concuerde al final con el verdadero culpable y que Christe quería que lo apostaras todo por una persona incorrecta para luego sacar pistas del bolsillo y dejarte como un tonto. Well, guess what? Lo has conseguido.



Aún así me ha parecido súper entretenido y rápido de leer. Literalmente solo tardé dos días.