Hay que admitir que la forma de escribir de esta mujer es original y llamativa. Son 12 relatos donde destaca la vulnerabilidad de personas con problemas sociales, con trastornos psicológicos, obsesivas, afectados por la injusticia, los abusos, o marginados. Pero estas historias no son denuncia social, sino sólo el escenario para tramas oscuras, sórdidas, sobrenaturales y de incertidumbre, que dejan pie para que el miedo inunde de a poco la narración y te deje con esa sensación molesta en el fondo del cerebro. 

Se necesita talento para crear un ambiente literario que te deje frío en pocas páginas. A pesar de la nota que le pongo, no soy su público objetivo. Un par de relatos me dejaron bastante afectada.