Cuando lo empecé a leer habré leído 25 páginas y subrayé una barbaridad de oraciones. Lo retomé y lo leí de un tirón, totalmente hipnotizada.

Es duro, violento e indignante todo lo que le sucede a la protagonista de la novela, Filiz, te dan ganas de gritar, de romper todo.

A su vez está escrito de tal manera que la obra entera es una poesía.

No me sorprende semejante maravilla de la mano de Periférica que ya me tiene acostumbrada a obras de este estilo, de esas que no se pueden soltar, de esas que atesoras en la biblioteca.