Aún recuerdo la primera vez que leí este libro: era primavera y, esa mañana, el instituto me lo regaló por haber ganado el concurso literario de ese año. Yo era una simple adolescente con mucho tiempo libre y una red de amigos algo dudosa, así que, esa misma tarde, decidí meterme de lleno en la lectura. Recuerdo que el principio se me hizo algo pesado, puesto que no estaba comprendiendo bien qué estaba ocurriendo, pero, a medida que avanzaba la historia, fui atrapada por el libro y no di por concluida la lectura hasta la noche, cuando leí la última frase de esta fascinante aventura. Creo que no volví a leer nada hasta años más tarde, pero durante años, El silencio se mueve de Fernando Marías se convirtió en mi libro favorito. Fue tal la impresión que dejó en mí, que me costó mucho decidirme a hacer una relectura, puesto que me daba miedo que me defraudara el libro al verlo a través de las lentes de mi yo adulta. Sin embargo, ahora puedo decir que no había nada que temer.

El libro mezcla intriga, con aspectos sobrenaturales y con la nostalgia por el pasado. El protagonista, Juan, es un hombre algo derrotado por la vida, huérfano de padre y madre, pero también de amigos, puesto que, tras haber traicionado a su amigo el silencio, este le ha abandonado. Y es que, un punto importante es que Juan puede oír el silencio, puede sentirlo, escucharlo, conversar e interactuar con él, un don que le otorgó su padre, Joaquín. Pronto, se verá envuelto en un caso extraño con su vecina de arriba, Liza, que le pide ayuda con su hija, puesto que ella viaja sin salir de casa, desaparece durante horas dentro de sí misma y deja detrás unos dibujos algo perturbadores que, más terrorífico aún, enlazan con el pasado de Juan. Así comienza esta aventura en la que, poco a poco, se van tirando de los hilos hasta exponer una historia dolorosa y turbulenta, donde predominan el engaño, la guerra y el dolor. A pesar de estar catalogada como una novela juvenil, los temas que se tratan son bastante fuertes y que tocan en hechos tan reales y dolorosos como la Guerra Civil. Creo que en su momento no entendí del todo la profundidad y complejidad de la trama —al fin y al cabo, era solo una cría de 15 años—, pero haberla leído ahora con mi perspectiva adulta, wow, es mucho más poderosa e impactante. Es que estoy convencida de que voy a estar mucho tiempo pensando en este libro. Sin duda, estaba merecidísimo ese puesto de honor que le di como «favorito».

De verdad, no puedo más que exaltar la genialidad de esta obra y de su autor. Tengo muchísimas ganas de leer más de Fernando Marías, pues si todo es igual de increíble que esta novela «juvenil», creo que pronto se convertirá en uno de mis autores favoritos.