No sabéis la ilusión que me hace estar escribiendo esta review. Llevo esperando leer la última tenga de la saga Strike desde que salió el quinto libro, y, por fin, después de un año de espera y de muchos problemas para hacerme con el libro, al fin me lo he podido leer :'). Y, wow, qué maravilla de lectura. Con decir que me he leído este tochaco en menos de una semana, creo que lo digo todo...

 Como siempre, empezamos con un caso bastante enrevesado —de ahí las 1012 páginas—, del que es muy difícil olvidarte, más si se tiene en cuenta que está bastante relacionado con todo el mundo de las redes sociales, un tema que toca muy de cerca a nuestros tiempos. En esta ocasión, Robin y Strike tienen que investigar quién se esconde detrás de un usuario de Internet, acusado de haber asesinado a los creadores de una exitosa serie de YouTube. Muy fuera de su zona de confort, es bastante interesante ver cómo la agencia se adapta a los nuevos tiempos, haciendo uso de las nuevas tecnologías para poder llegar al fondo de este asunto y desvelar la identidad del asesino. Obviamente, esto no es todo, ya que también se mezclan en este caso política, la toxicidad de las redes sociales, la complejidad de las relaciones interpersonales y los prejuicios. A cada página, se van descubriendo las capas y capas que rodean al caso, haciendo que cada vez sea más y más difícil dejar de leer... Preparaos, porque este libro es una montaña rusa y no te vas a querer perder ni un solo segundo de lo que ocurre.

Además, ya no solo es un caso bastante complicado de solucionar y que te mantiene en tensión, la relación entre Strike y Robin se desarrolla incluso más en esta sexta entrega. Concuerdo con el autor que no toma los giros que los lectores —o al menos yo— esperábamos, pero, aun así, verles crecer juntos e intentar averiguar y aceptar cómo se sienten el uno por el otro es increíble. En esta entrega, ambos van dejando caer diferentes partes de la armadura que se han ido poniendo alrededor del otro, sintiéndose más cómodos juntos y con una tensión sexual tan cargada que te dan ganas de gritar cada vez que interactúan. Y, desde luego, después de como ha terminado, me vuelvo a encontrar en el mismo punto que el año pasado: con Strike y Robin viviendo rent-free en mi cabeza y deseando que salga ya la siguiente entrega ✨.