Este es el primer libro de terror puramente dicho que leo (no sé ya si en mucho tiempo o en general) y lo he amado con todas mis fuerzas. He de reconocer que ha habido momentos en los que he pensado que no era lo suficientemente aterrador, pero luego he tenido pesadillas por la noche, así que retiro lo dicho.

Para empezar, la pluma del autor me parece exquisita: es simple, pero efectiva, y te sabe meter muy bien en la mente de los dos protagonistas, Mark y Louise, dos hermanos que se odian a muerte. La gran mayoría del libro, a pesar de estar narrado en tercera persona, se centra en la perspectiva de Louise, la hermana mayor y la que más brilla en el libro. Hendrix nos mete de lleno en la maternidad por sorpresa de esta, que lucha por evitar el trauma generacional de su familia (con éxito moderado). Cuando Louise tiene que regresar a su ciudad natal para el funeral de sus padres (que murieron de forma abrupta), empiezan a suceder cosas extrañas en su antiguo hogar: teles encendiéndose de la nada, ruidos extraños, muñecos que la persiguen... A pesar de que se odian, Mark, su hermano pequeño, y ella, se embarcan en este viaje para poder, de una vez por todas, dejar el pasado atrás. Porque, aunque sea un libro de terror, la verdad es que el corazón de esta novela es el duelo, toda ella sirve como metáfora de ello, incluso reflejando sus cinco etapas en su estructura. Cheff's kiss. Además, que los temas principales de la novela son unos que me atraen y que plagan mis lecturas: familia, maternidad y las relaciones interpersonales. 

Por otro lado, cabe recalcar lo bien escritas que están las escenas de terror. El eje central de la novela son los muñecos, marionetas que la madre de Mark y Louise hacía como entretenimiento. Ya de por sí eso es creepy, pero es que encima, una de esas marionetas está encantada. Y va a por Mark y Louise porque siente que se quieren deshacer de él. La primera vez que existe ese encontronazo, me hizo gracia porque me imaginaba un calcetín sudado y viejo, pero, a medida que avanza la novela, empezó a cobrar forma en mi mente y pasé un miedo de narices. Hendrix sabe jugar muy bien con ese límite entre el humor y el terror, combina muy bien ambos aspectos, así que, cuando se pone serio, se pone serio. Especialmente por el final, cuando menores se vuelven involucrados, ahí es cuando más miedo he pasado. Simplemente, mis dieses al autor.

Obviamente, después de este gran libro, tengo pensado leer mucho más del autor, hasta su lista de la compra si es necesario. Un gran éxito esta primera novela de terror, sí señor.